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TODOS SOMOS, ORIGINARIAMENTE, HEMBRAS. (EL ERROR DE LA MASCULINIDAD ATRIBUIDA AL ÓRGANO)
“Diferenciación entre el hombre y la mujer” es el título que Freud elige para el apartado IV de Tres Ensayos ya que sostiene: “Como se sabe sólo en la pubertad se establece la separación tajante entre el carácter masculino y el femenino, una oposición que después influye de manera más decisiva que cualquier otra sobre la trama vital de los seres humanos” (pág.200)
(…) “Si se quiere comprender el proceso por el cual la niña se hace mujer, es menester perseguir los ulteriores destinos de esta excitabilidad del clítoris. La pubertad, que en el varón trae aparejada aquel gran empuje de la libido, se caracteriza para la muchacha por una nueva oleada de represión, que afecta justamente a la sexualidad del clítoris. Es un sector de la vida sexual masculina que así cae bajo la represión” (pág.201)
En el libro: “La sexualidad femenina, de la niña a la mujer”, Emilce Dio Bleichmar agrega:
“Sabemos gracias a los posteriores hallazgos de la embriología sobre la inexactidud de estas apreciaciones de Freud. El código genético desencadena la liberación bioquímica que desarrolla el tejido embrionario en alguna de las dos direcciones. Uno de los hallazgos más sorprendentes es que sólo si una parte del cerebro fetal, el hipotálamo, es activado por andrógenos, el desarrollo masculino se pone en marcha. El estado neutro, de reposo o inicial para los mecanismos centrales del sexo, así como los rudimentos de los órganos sexuales y sus aparatos anexos, son FEMENINOS; si el aflujo normal de andrógenos se ve bloqueado, retoma el comando el cerebro femenino. Aparentemente, el cerebro consiste en un sistema anatómico único, y sólo si es activado, la “roca” para la masculinidad se implanta, si no, permanece FEMENINO. Embrionariamente hablando, el cerebro humano es un CEREBRO HEMBRA, que si recibe – en un determinado período crítico, la octava semana – el empuje de los andrógenos liberados por la presencia del cromosoma Y, entonces se masculiniza. A su vez, el pene resulta de la androgenización del clítoris. De manera que no es posible seguir sosteniendo que el clítoris sea ni embriológica, ni anatómicamente un órgano masculino”.
De manera que la clínicamente correcta observación de Freud (existe una ola de represión en la niña durante la pubertad) tiene un error: la niña reprime, pero no por fálica, ni por un componente mayor de bisexualidad biológica, ni por masculinidad alguna, ya que ésta permite y legitima toda forma de sexualidad. Al llegar a la pubertad reprime en razón de su feminidad. Léase: de su género.

Responsabilidad subjetiva y psicoanálisis
¿Quién gana con la enfermedad?
Por: Bruno Bonoris.
La clínica de la “responsabilidad subjetiva” se soporta en una de las premisas fundamentales del psicoanálisis: el síntoma es una satisfacción sustitutiva. Lo que el paciente debe aceptar es su responsabilidad sobre el padecimiento en la medida en que la persistencia del síntoma se debe a la “satisfacción personal” que este implica… Sostener que el analizante es responsable por su síntoma porque extrae de él una ganancia es, lisa y llanamente, falso… Por otra parte el psicoanálisis demuestra que el sufrimiento psíquico no es una falta de adaptación a la realidad, sino un exceso…
En los últimos años comenzó a discutirse persistentemente, dentro del ámbito del psicoanálisis lacaniano, la noción de “responsabilidad subjetiva”. Se escribieron muchísimos trabajos, y se dictaron conferencias, cursos, seminarios y jornadas. En efecto, no creo que éste sea, sencillamente, un problema teórico de moda. Por el contrario, entiendo que si este tema se volvió tan importante es porque derivó en una orientación clínica específica.
En pocas palabras, la hipótesis principal de esta orientación sostiene que el paciente debe, para realizar un cambio en su posición subjetiva, “hacerse responsable de aquello mismo de lo que se queja”[1].
LEER MÁS………….
TEORÍA Y TÉCNICA DE PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA
Ismail YILDIZ, MD, MSc., Psicoanalista.
CONTENIDOS
CAPÍTULO I. INTRODUCCIÓN
I.1. Teoría de la neurosis
I.2. Teorías y psicoterapia analítica
I.3. ¿Qué es psicoterapia analítica?
I.4. Metas e indicaciones de psicoterapia analítica
I.4.1. Las limitaciones de la psicoterapia analítica
I.4.2. Lo que la terapia analítica requiere del paciente
CAPÍTULO II. COMPONENTES DE LA TECNICA PSICOANALÍTICA
II.1. Situación analítica
II.1.1. El encuadre
II.1.2. El proceso analítica
II.2. Producción de material
II.2.1. La asociación libre y los sueños
II.2.2. Las reacciones transferenciales
II.2.3. La neurosis de transferencia
II.2.4. La contratransferencia
II.2.5. Las resistencias
II.3. Análisis del material del paciente (Confrontación, aclaración, interpretación y translaboración)
II.4. Procedimientos y procesos terapéuticos no analíticos
II.4.1. La abreacción o la catarsis,
II.4.2. La sugestión
II.4.3. La persuasión
II.4.4. La manipulación
II.5. Alianza de trabajo
II.6. Importancia de la técnica
CAPÍTULO III. ETAPA INICIAL DE PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA
III.1. Entrevistas y Evaluación
III.2. Determinar el encuadre
III.3. Finalización de una sesión
III.4. ¿Qué sucedería si el paciente…?
III.5. Motivos de preocupación de los pacientes en la etapa inicial
III.6. Alianza de trabajo
III.7. Manera de escuchar
CAPÍTULO IV. TERAPEUTA PSICOANALÍTICO
IV.1. Destrezas
IV.1.1. Entender lo inconsciente
IV.1.2. La comunicación con el paciente
IV.1.3. La facilitación de la formación de la neurosis de transferencia y la alianza de trabajo
IV.2. Rasgos de personalidad y carácter del terapeuta.
IV.2.1. Los rasgos relacionados con el entendimiento de lo inconsciente
IV.2.2. Los rasgos relacionados con la comunicación con el paciente
IV.2.3. Los rasgos relacionados con el fomento de la neurosis de transferencia y la alianza de trabajo
IV.3. Motivaciones
IV.4. Más sobre el terapeuta
IV.4.1. Los conflictos y problemas del terapeuta
IV.4.2. ¿Existen ciertos rasgos de personalidad del terapeuta que pueden facilitar la tarea?
IV.4.3. ¿Existen determinados conflictos y problemas del terapeuta que pueden interferir con la eficiencia de la terapia?
IV.4.4. Los aspectos cognitivos
IV.4.5. La contratransferencia
IV.4.6. El tacto, la calidez y la solicitud
CAPÍTULO V. INTERPRETACIONES Y SUS PRINCIPIOS
V.1. Profundidad
V.2. Simplicidad
V.3. Ofrecimiento
V.4. Utilidad
V.5. Otros principios de interpretación
V.6. A evitar
V.6.1. Las conexiones
V.6.2. La adopción de una actitud didáctica, de maestro, de sermón
V.6.3. El consejo implícito en la interpretación
V.6.4. La crítica implícita en la interpretación
CAPÍTULO VI. ETAPA INTERMEDIA DE PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA
VI.1. Algunas características
VI.1.1. La resistencia al cambio
VI.1.2. La dependencia
VI.1.3. El impase y la crisis
VI.1.4. El proceso terapéutico
VI.1.5. La experiencia analítica
VI.2. Silencio
VI.3. Lo consciente y lo inconsciente, el pensamiento y los sentimientos
VI.4. Sobredeterminación de la conducta
CAPÍTULO VII. RESISTENCIAS
VII.1. Definición
VII.2. Modos de aparición clínica de resistencia
VII.3. Teoría de la resistencia
VII.3.1. El examen histórico
VII.3.2. La resistencia y la defensa
VII.3.3. La resistencia y la regresión
VII.4. Clasificación de las resistencias
VII.4.1. Según el origen de la resistencia
VII.4.2. Según los puntos de fijación
VII.4.3. Según los tipos de defensa
VII.4.4. Según la categoría diagnóstica
VII.4.5. Una clasificación práctica
VII.5. Técnica del análisis de las resistencias
VII.5.1. Las condiciones preliminares
VII.5.2. El reconocimiento
VII.5.3. La confrontación
VII.5.4. La aclaración
VII.5.5. La interpretación
VII.5.6. Los problemas especiales en el análisis de resistencias
VII.6. Reglas de la técnica relativa a la resistencia
CAPÍTULO VIII. TRANSFERENCIAS
VIII.1. Definición
VIII.2. Características generales
VIII.2.1. La impropiedad
VIII.2.2. La intensidad
VIII.2.3. La ambivalencia
VIII.2.4. Los caprichos
VIII.2.5. La tenacidad
VIII.3. Consideraciones teóricas
VIII.3.1. El origen y la índole de las reacciones de transferencia
VIII.3.2. La neurosis de transferencia
VIII.4. Alianza de trabajo
VIII.4.1. La definición
VIII.4.2. El desarrollo
VIII.4.3. Los orígenes de la alianza de trabajo
VIII.4.4.La verdadera relación entre paciente y analista
VIII.5. Clasificación clínica de las reacciones de trasferencia
VIII.5.1. La transferencia positiva y negativa
VIII.5.2. Según las relaciones de objeto
VIII.5.3. Según las fases libidinales
VIII.5.4. Según el punto de vista estructural
VIII.5.5. Según la identificación
VIII.6. Resistencias de trasferencia
VIII.6.1. La búsqueda de gratificación transferencial
VIII.6.2. Las reacciones de transferencia defensivas
VIII.6.3. Las reacciones de transferencia generalizadas
VIII.6.4. La actuación de las reacciones de transferencia
VIII.7. Técnica del análisis de la trasferencia
VIII.7.1. Las consideraciones generales
VIII.7.2. La salvaguardia de la transferencia
VIII.7.3. ¿Cuándo analizar la transferencia?
VIII.7.4. Los pasos técnicos para analizar la transferencia
VIII.7.5. Los problemas especiales en el análisis de las reacciones de transferencia.
CAPÍTULO IX. ETAPA FINAL DE PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA
IX.1. Características
IX.2. Algunos de los problemas
IX.4. Última sesión.
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El suicidio: Una perspectiva psicoanalítica
Por: Silvia Tubert
El concepto de suicidio, desde el punto de vista clínico, es bastante amplio, puesto que se refiere a manifestaciones muy diversas, que comprenden no sólo los actos suicidas, sino también los intentos de suicidio, e igualmente las ideas, fantasías, amenazas y deseos suicidas, además de los intentos encubiertos, que asumen la forma de actos autodestructivos, accidentes, etc. La di – ferencia existente entre estas diversas manifestaciones tiene una importancia clínica enorme, pues to que supone franquear –o no– el paso desde la representación de la propia muerte a la au – to destrucción real. Sin embargo, la experiencia nos autoriza a postular una “psicodinámica del suicidio” que operaría como sustrato común, ya sea que esa expresión se produzca en actos, pensamientos o palabras, en función de las posibilidades de elaboración simbólica de cada sujeto.
Este artículo se refiere a esa dinámica psíquica.
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Formulación psicodinámica del caso
Resumen
La formulación psicodinámica del caso (fpc) parte de la perspectiva psicoanalítica para formular un caso clínico. Se refiere a la hipótesis del clínico tratante sobre los principales problemas del paciente, los factores que lo condicionan, el tratamiento planteado y su evolución. Las preguntas básicas a las que debe responder una formulación son los interrogantes básicos de la clínica:1) ¿qué le pasa al paciente (dimensión diagnóstica); 2) ¿a qué se debe? (dimensión etiopatogénica); 3) ¿cómo se trata? (dimensión terapéutica), y 4) ¿con qué resultados? (dimensión evolutiva). Debe incluirse como un anexo a la historia clínica de entre 500 y 1.000 palabras. En este trabajo se destacan los elementos de la teoría psicoanalítica que mejor permiten responder a estas preguntas. Se toman contribuciones que reflejan avances actuales del conocimiento psicoanalítico, sostenidos por una fuerte evidencia clínica y empírica, el Manual de diagnóstico operacionalizado, OPD2, el Manual de diagnóstico psicodinámico, pdm y la escala de niveles de funcionamiento de la personalidad (lpfs) de la Sección iii del DSM-5. Estos aportes convergentes son de utilidad para la fpc y han sido tomados como base para este trabajo. Se propone una guía para la formulación psicodinámica del caso que orienta en los contenidos que deben ser incluidos.
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Manual para la elaboración de una psicodinamia
Seminarios 2015/2016: Vínculo y sexualidad
Destinatarios:
Padres de familia que estén interesados en tener un mayor conocimiento sobre los procesos de subjetivación humana, y obtener herramientas para mejorar la integración socioafectiva de sus hijos con Discapacidad Intelectual
Si bien en el seminario se abordan algunas especificidades de la sexualidad de los jóvenes con discapacidad intelectual, el contenido general del programa se centra en el concepto de “sexualidad ampliada”, por lo que su carácter es universal y de valor para el desarrollo psicosexual de todo niño y adulto. Como finalidad última, desde una perspectiva social, este trabajo aspira a promover una mayor comprensión de la sexualidad propia, un mejor vínculo psicosexual con los hijos/alumnos/niños a nuestro cuidado, y a brindar herramientas eficientes para la prevención de la violencia intrafamiliar y social.
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Edición 2015/2016 del Seminario
ALGUNAS REFLEXIONES POSTERIORES
La edición de este Seminario durante 2015/2016 contó con el apoyo de: Nuevo Mundo en Educación Especial. IAP , de CEPESAM. Centro de Estudios de Posgrado en Salud Mental, y de Caminando Juntos, DIF Querétaro.
El cupo se completó de forma inmediata (en 72 hs tras publicado el seminario), y se contó con una audiencia integrada por padres de familia, psicólogas, médicos, preceptoras y asistentes sociales de amplia experiencia.
Al finalizar el curso se elaboraron protocolos de trabajo para la solución de problemáticas específicas (vinculadas con la sexualidad y el desarrollo) de cada institución o situación familiar. Este tipo de estrategias posibilita una aplicación concreta de los conocimientos adquiridos.
¿Quieres inscribirte en este seminario?
Por teléfono/email:
2015/ 2016 : Psic. Ana Gabriela Romero – Tels. 4421970956-4422282165
(CUPOS AGOTADOS/ CONCLUIDO)
CONSULTAS 2017 ( Fechas por confirmarse) :
Lic. Mariela Eula: contacto@marielaeula.com
O puedes hacerlo aquí:
¿Qué es el deseo?
Término empleado en filosofía, psicoanálisis y psicología para designar a la vez la tendencia, el anhelo, la necesidad, la avidez, el apetito: es decir, toda forma de movimiento en dirección a un objeto cuya atracción espiritual o sexual es experimentada por el alma y el cuerpo.
En Sigmund Freud, la noción es empleada en el marco de una teoría del inconsciente para designar a la vez la tendencia y la realización de la tendencia. En este sentido, el deseo es la realización de un anhelo o de un voto inconsciente.
Entre los sucesores de Freud, sólo Lacan ha conceptualizado la noción de deseo en psicoanálisis a partir de la tradición filosófica, para hacer de ella la expresión de una codicia o un apetito que tiende a satisfacerse en lo absoluto, es decir, fuera de toda realización de un anhelo o una tendencia.
El término Begierde remite la filosofía de la conciencia del sujeto, tal como se desarrolló en el siglo XIX a partir de la publicación de la Fenomenología del espíritu de Hegel. La conciencia en el sentido hegeliano reconoce al otro en tanto en él se encuentra así misma.
La relación con el otro pasa entonces por el deseo: la conciencia sólo se reconoce en un otro (es decir, en un objeto imaginario) en la medida en que, a través de ese reconocimiento, pone a ese otro como objeto de deseo.
El otro por lo tanto es el objeto del deseo que la conciencia desea en una relación negativa y especular que le permite reconocerse en el. Al mismo tiempo, cuando se destaca la relación negativa con el objeto del deseo, la conciencia, convertida en conciencia de sí, descubre que el objeto no está en el exterior de ella, sino en ella. La conciencia debió pasar por el otro para volver a sí misma con la forma del otro. Esta es la definición de Hegel del movimiento del deseo que conduce a la satisfacción. La conciencia sólo puede decir “yo” con relación a un otro que le sirve de soporte: yo me reconozco en el otro en la medida en que lo niego como otro.
Sin prestar atención a la tradición filosófica, Freud no emplea el término Begierde, sino Wunsch, que significa voto o anhelo, sin idea de codicia o reconocimiento de uno mismo por el otro y del otro por uno mismo. Además, emplea la palabra Lust en el sentido de pasión o tendencia, para definir lo que llama el principio del placer, es decir, una actividad que tiende a evitar toda forma de displacer: algo destructivo, que para Lacan será el goce.
En Freud, el deseo (Wunsch) es ante todo el deseo inconsciente. Tiende a cumplirse y a veces a realizarse. Por ello desde un primer momento está ligado a la nueva concepción del sueño, el inconsciente, la represión y el fantasma. De allí la definición siguiente, que no cambiará: el deseo es deseo inconsciente y realización del deseo. En otras palabras, la definición freudiana del deseo está en el sueño: el sueño es la realización de un deseo reprimido, y el fantasma, la realización alucinatorios del deseo en sí.
Aunque no tome en cuenta la idea de reconocimiento, Freud no identifica el deseo con la necesidad (biológica). En efecto, la necesidad se satisface con objetos adecuados, como por ejemplo la comida, mientras que el deseo está ligado a huellas mnémicas, a recuerdos. Se realiza en la reproducción a la vez inconsciente y alucinatoria de percepciones, convertidas en “signos” de la satisfacción. Según Freud, estos signos tienen siempre un carácter sexual, puesto que en el deseo siempre está en juego la sexualidad.
En La interpretación de los sueños se encuentran todos los ejemplos clínicos que permiten ilustrar esta teoría freudiana del deseo, en la cual la teoría inglesa, desde Melanie Klein, hasta Winnicott, añadió después otra dimensión: la relación de objeto, basado en el clivaje, el odio y la destrucción (envidia, objeto bueno y malo), o en la transitividad (objeto transicional).
Lacan, por su parte, no opone una filosofía del deseo a una biología de las pasiones, pero utilizo un discurso filosófico para conceptualizar la perspectiva freudiana, a su juicio insuficiente. Establece entonces un vínculo entre el deseo fundado en el reconocimiento (o deseo del deseo del otro) y el deseo inconsciente (realización en el sentido freudiana).
Al hacerlo, diferencia más que Freud el deseo de la necesidad. Acercándose a Hegel y su idea de reconocimiento, Lacan introduce en 1953 un tercer término, que designó con la palabra “demanda“. La demanda se dirige a otro, y en apariencia se refiere a un objeto. Pero ese objeto es inesencial, porque la demanda es demanda de amor. En otras palabras, en la terminología de Lacan, la necesidad, de naturaleza biológica, se satisface con un objeto real (la comida), mientras que el deseo inconsciente nace de la distancia entre la demanda y la necesidad. Se basa en un fantasma, es decir, en un otro imaginario. Es por lo tanto deseo del deseo del otro, en cuanto que trata de ser reconocido absolutamente por él, al precio de una lucha a muerte que Lacan identifica con la famosa dialéctica hegeliana del amo del esclavo.
Fuente: ROUDINESCO E., PLON M, Diccionario de Psicoanálisis, Paidós. Pgs 217-18